Cuentan las crónicas que fue en 1967 cuando Heidi Litschauer llegó a Burgos con su violonchelo a cuestas para interpretar a JS Bach. Fue un concierto primaveral según el relato que escribe María Jesús Jabato en su libro “LA SOCIEDAD FILARMONICA DE BURGOS 2ª ÉPOCA TREINTA Y UN AÑOS MAS DE MÚSICA (1956-1987) y tuvo sus incidencias: Los concertistas se retrasaron y la audición se demoró hasta las ocho de la tarde (hora inhabitual para aquellos tiempos).
Supongo los nervios de una chica extranjera que llega tarde a su concierto y para colmo le avisan que debe cambiar el programa, pasando del “concierto de violín, piano e instrumento de arco”, de Mendelssohn al “concierto en la menor” de Bach.
Pero la muchacha debe tener carácter y personalidad suficiente como para enfrentarse en un mundo de hombres a todo el auditorio burgalés. En el Diario de Burgos de fecha 06-04-1967 se publica lo siguiente. “Parece que el violonchelo como instrumento parecía ser instrumento privativo del hombre, pero anoche demostró la señorita Heidi Litschauer que, además de un sonido potente y expresivo, a lo varón, goza de una técnica de virtuosa”


Pocas palabras, pero más que suficientes. Esta señorita encandiló a los socios de la SFB con su interpretación y con su belleza.
Alguien tomó la foto que acompaña a este escrito. Posiblemente alguien relacionado con ella y con su promoción como artista. Ese alguien sabía lo que hacía. La foto, en blanco y negro, nos muestra a Heidi tocando su violonchelo, totalmente concentrada en emitir un sonido puro, brillante, lleno de matices y colores. Pero su vestido no, su vestido no tiene color, solo volumen y glamur. Los brazos de la artista parecen fluir en el aire, sin nada que los cubra, y los dedos de cada mano agarran por un lado el arco suavemente y pisan por el otro las cuerdas del violonchelo con firmeza y precisión. El rostro de Heidi parece confirmar que todo va bien, y que pronto llegará su momento de verdad, enfrente de un espectador y no de un fotógrafo.
La estampa es preciosa, llena de romanticismo, el propio de la época, de equilibrio y elegancia.
Cincuenta y seis años más tarde esa foto sirve de portada del Libro arriba reseñado de María Jesús Jabato y cincuenta y seis años más tarde la Sociedad Filarmónica de Burgos hace entrega del libro al último de los artistas que nos visita, el Trio Ravel. Se trata de un simple acto de generosidad de la Filarmónica, sin más trascendencia, para con los intérpretes que la visitan, pero la vida, llena de misterios y de magia, lo transforma en algo maravilloso.
La chelista del trío, Suzana Stefanovic, al ver el libro reconoce la foto de la portada y rápidamente llama a sus amigos, colegas chelistas. Pronto le invade una gran emoción: ¡La chica de la portada vive!
Tras varias gestiones más, Suzana descubre que Heidi vive en Salzburgo, sigue tocando y dando clases. Ah, y recientemente, el verano pasado, ha estado en Málaga dando una máster class a chelistas de varios países.
La vida, con su discreto hacer, vuelve a demostrarnos que es maravillosa y que sirve para unir corazones. Pase el tiempo que pase, siempre nos da la oportunidad de unir sentimientos y voluntades. Esta historia lo confirma.


La SFB se ha puesto en contacto con Heidi para expresar en nombre de todos los socios la inmensa alegría por el reencuentro, ofreciéndole el libro, por supuesto, y la posibilidad de tocar aquí de nuevo.
Sería maravilloso e inolvidable unir a la foto inicial de Heidi la actual, interpretando a Bach en un concierto en Burgos rodeada de todos los socios de la Sociedad Filarmónica de Burgos.
Quién sabe si la vida, con su discreto hacer, nos lo conceda.


Nacho Bravo
Presidente de la SFB
En Burgos 20 de noviembre de 2023